Los seres vivos son imprescindibles para la formación de un suelo, pero también para su mantenimiento y evolución. En los suelos habitan multitud de seres vivos, dependiendo del clima, tipo de suelo, etc. En todo caso, siempre se encuentran: • Vegetales: contribuyen a la meteorización física y química de las rocas. Son la base de la alimentación de los demás seres vivos. Aportan materia orgánica. • Animales: airean el suelo al removerlo y hacer galerías. Sus restos aportan materia orgánica. Destacan: lombrices, ciempiés, ácaros, hormigas, escarabajos, arañas, cochinillas, topos... • Bacterias y hongos: como descomponedores, son los que convierten la materia orgánica en humus y, finalmente, en materia inorgánica.