7. LAS ESTRELLAS
La tabla periódica de los elementos consta de más de
100 tipos de átomos. Cada uno de ellos se diferencia
por su número de protones y electrones.
Los elementos más sencillos son el hidrógeno, el helio
y el litio, con 1, 2 y 3 protones en el núcleo
respectivamente. Hasta donde sabemos, estos tres
elementos se formaron mayoritariamente durante el big
bang y constituyen el 99% de la materia observable.
El resto de los elementos tuvo que formarse a partir de
estos más simples. Pero para ello se requieren
temperaturas de unos 15 x 10
6
ºC, a las que se dan
reacciones termonucleares de fusión, que permiten
la unión de elementos sencillos y la aparición de los
más complejos.
El único sitio del universo donde se dan estas
condiciones es en las estrellas.
7.1. ESTRELLAS Y NEBULOSAS
Las estrellas tienen un ciclo vital, con un nacimiento a
partir de una nebulosa, una duración más o menos
larga, que depende de su tamaño, y una “muerte”
diferente también según su masa.
Las nebulosas son enormes nubes de gas y polvo
(hidrógeno, helio, elementos pesados y moléculas
orgánicas) que se encuentran por todo el universo.
Algunas son formadoras de estrellas, como la nebulosa
de Orión o la del Águila. Otras, como la nebulosa del
Cangrejo o la Ojo de Gato, son los restos de estrellas
que han explotado.
Las estrellas son inmensas bolas de gases de H, He y
otros elementos, con temperaturas tan elevadas que
permiten reacciones termonucleares de fusión y,
por tanto, la formación de elementos pesados.
El destino de las estrellas depende de su masa.
7.2. ESTRELLAS DE MASA COMO LA DEL SOL
Cuando una nebulosa colapsa bajo su propia gravedad
se divide en glóbulos que pueden originar
protoestrellas. Las protoestrellas siguen colapsando y,
si alcanzan la temperatura apropiada, entran en fusión
nuclear, convirtiéndose en una estrella que convierte
H en He.
Las reacciones de fusión tienden a expandir la estrella,
pero la gravedad contrarresta la expansión. Así, la
estrella está en equilibrio entre ambas fuerzas y se
mantiene estable durante un tiempo variable. Al final de
su vida la estrella pasa por las fases de gigante roja,
nebulosa planetaria, enana blanca y enana negra.
GIGANTE ROJA
A medida que el H se convierte en He, la estrella pierde
masa, por lo que empieza a expandirse. El H queda en
la superficie y el He en el centro. Cuando el H se agota,
la estrella crece hasta convertirse en una gigante roja.
NEBULOSA PLANETARIA, ENANA BLANCA Y ENANA
NEGRA
La gigante roja, muy caliente, comienza a fusionar He
en carbono y oxígeno, que se acumulan en el centro.
Agotado el He, la fusión no puede detener el colapso
gravitatorio y la estrella explota formando una
nebulosa planetaria (que no tiene relación con los
planetas).
En el centro de la nebulosa queda una estrella de C y O,
con una corteza de H y He, que colapsa hasta que los
electrones detienen la contracción. Es ahora una enana
blanca, una estrella de tamaño planetario,
increíblemente caliente y con densidades millones de
veces la del agua.
Teóricamente, las enanas blancas se irán enfriando
hasta quedar convertidas en una masa de C frío y
oscuro llamada enana negra. Sin embargo, este
proceso es tan lento que se cree que en toda la edad
del universo aún no ha habido tiempo para que se
forme ninguna.
7.3. ESTRELLAS SUPERGIGANTES GIGANTES Y
AZULES
Las estrellas con más de 9 veces la masa del Sol se
convierten también en gigantes, pero al quemar mucho
más H, brillan con una luz azulada, por lo que se
denominan gigantes azules.
Son estrellas de vida corta, por la enorme velocidad a la
que consumen su combustible, por lo que pronto se
convierten en supergigantes rojas.
En estas estrellas, la fusión ha ido más allá de C y O,
formando otros elementos como magnesio, silicio,…
hasta llegar finalmente al hierro.
La formación de Fe no produce energía, sino que la
consume, por lo que el colapso gravitatorio ya no se
puede detener. La estrella implota y, al hacerlo, forma
todos los elementos de la tabla periódica por la inmensa
energía producida. Finalmente, explota durante varios
días como una supernova, una estrella tan brillante
como toda una galaxia, repartiendo esos elementos en
forma de nebulosa que podrá dar lugar a nuevas
estrellas y planetas.
ESTRELLAS DE NEUTRONES Y AGUJEROS NEGROS
Tras la explosión de una supernova, queda un núcleo
estelar de tamaño variable.
Si es de hasta unas 2 veces la masa del Sol, colapsa en
una estrella de sólo unas decenas de kilómetros (como
una ciudad), formada por neutrones y de una densidad
inimaginable: una estrella de neutrones.
Las estrellas de neutrones emiten rayos X y gamma
en pulsos cortos y regulares, como un faro, por lo que
se llaman también púlsares (Pulsating Stars).
Sin embargo, si la masa remanente de la supernova es
mayor de 2 masas solares, ni siquiera los neutrones
pueden detener el colapso total y la estrella se
convierte en un agujero negro, una singularidad,
una región finita con tal gravedad que ninguna
partícula, ni siquiera los fotones de luz, pueden escapar.
A pesar de su nombre, los agujeros negros emiten
radiación, como demostró Stephen Hawking.
Lo que ocurre en el interior de un agujero negro no se
puede determinar con las teorías actuales.
“Para ir a donde no se sabe hay que ir por donde no se sabe.” San Juan de la Cruz
“It must be a strange world not being a scientist, going through life not knowing--or
maybe not caring about where the air came from, where the stars at night came
from or how far they are from us. I WANT TO KNOW” Michio Kaku